EL MALTRATO ASCIENDE

Con demasiada frecuencia, los ascensores son sometidos a un uso inadecuado y a indolentes desconsideraciones sobre sus necesidades de mantenimiento. Por si no bastara, son objetos de reiterados episodios signados por la brutalidad. Alto maltrato que desbarata los equipos o vence su resistencia.

Abundan pasajeros (adultos y adolescentes, con la única diferencia de la edad) que estropean los elevadores por los cuatro costados; fatigan su botonera, como si fuera un juego; abren y cierran con violencia sus puertas, fuerzan sus cerraduras electromecánicas, realizan movimientos bruscos o saltan en la cabina, arrancan pasamanos, dañan revestimientos, quiebran espejos, apagan y reencienden las luces, hasta averiarlas. La enumeración podría ser interminable…

Si bien se mira, la seguridad de los usuarios también depende de su propio comportamiento.