En cuarentena o sin ella, si un ascensor se detuviera por falla mecánica, interrupción del servicio de energía o problemas de apertura de puertas, lo más seguro para el usuario «atrapado» será permanecer en la cabina, esperando la asistencia de personal especializado para que lo auxilie. Tratar de zafar, a riesgo de accidentarse, implica exponerse a lesiones y, más allá, a la fatalidad. En esas circunstancias, por difícil que sea tolerar la ansiedad, la impaciencia y a menudo el pánico que suele provocar en algunas personas la desagradable situación de encierro, lo aconsejable es aguardar el rescate por técnicos idóneos en el tema o bien por los bomberos, preparados para atender este tipo de emergencias.