ASCENSORES Y COSTOS DE LA DESIDIA

Partamos de las probables consecuencias para llegar a la primera observación que debería ser una regla inquebrantable de la seguridad en materia de ascensores: el usuario final ha de ser quien pague (a veces con su propia vida, cuando los accidentes son fatales) los costos de una elección equivocada respecto de los servicios de mantenimiento, sea por desconocimiento inexcusable o, lo que es más grave, por desidia.

QUE NADIE TRATE DE SALIR POR SU CUENTA

Si un ascensor se detuviera por falla mecánica, interrupción del servicio de energía o problemas de apertura de puertas, lo más seguro para el usuario «atrapado» será permanecer en la cabina, esperando la asistencia de personal especializado para que lo auxilie.

PARA ELEVAR LA SEGURIDAD

Para elevar la seguridad de los ascensores, entendida como la máxima reducción posible de riesgos o peligros, la primera condición es que la calidad no descienda. ¿Queremos que esa pretensión sea más que un buen propósito y no esté librada sólo al denodado esfuerzo de los conservadores en un contexto de persistente inflación de costos?